Ministros de la Comunión Misioneros |
¿Cómo
puede el Ministro de la Comunión ser Misionero?
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Entendemos por
"misión" al anuncio explícito del
Evangelio a los no cristianos y a los cristianos
alejados, obedeciendo al mandato de Jesús, y
diferente de la "atención pastoral"
de los fieles que espontáneamente se acercan a
la Iglesia y participan de la vida eclesial.
Pero cómo puede un Ministro de la Comunión ser
misioneros, si no pareciera ser ese su carisma?
¡Es posible! Continúa leyendo, para saber cómo....
Entre los
servicios que presta el Ministro de la Comunión,
ocupa un lugar destacado la visita a los
enfermos y ancianos para acercarles la
Eucaristía. Este servicio es invalorable, puesto
que acerca al mismo Jesucristo al lecho del
enfermo y del anciano. Pero el Ministro de la
Comunión, puede aún hacer algo mucho más grande:
puede transformar la vida del enfermo o del
anciano, invitándolo a ser él también misionero…
De esta
manera, el Ministro de la Comunión puede ser
un animador misionero de los enfermos y
ancianos, e invitarlos a ellos a
realizar cooperación misionera. |
La
Animación Misionera de los Enfermos y Ancianos
"Cumplo en mi carne
lo que le falta a la Pasión de Cristo" (Col 1,24)
La Animación
Misionera de los Enfermos y Ancianos busca que
los enfermos, los que sufren, los limitados
físicos, etc., descubran su situación como un
llamado al seguimiento más cercano del Señor,
para ser transformados en sus discípulos
predilectos mediante su Palabra y los
sacramentos con el fin de que sean sus
apóstoles.
Aquellos cristianos que hacen descubrir a
los enfermos esta dimensión profunda de su
realidad cristiana, están
prestando un enorme y valioso servicio,
porque les abren horizontes infinitos que les
permitirán renovar su fe, sentirse miembros
dolientes pero útiles e invitados a participar
activamente en la acción apostólica y misionera
de la Iglesia.
Los enfermos están llamados a descubrir, con
ocasión de las enfermedades, en los dolores y
sufrimientos, una llamada especial del Señor
para ser sus testigos con su vida, con sus
palabras, con sus actitudes. El enfermo tiene la
enorme y maravillosa posibilidad de
identificarse con Cristo doliente en la cruz, y
hacer carne propia las palabras de san Pablo:
"estoy crucificado con Cristo y ya no vivo yo,
es Cristo que vive en mí. Vivo de la fe en el
Hijo de Dios que me amó y se entregó por mí" (Gal
2,19b-20). |
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De esta realidad de fe nace
la dimensión misionera universal del enfermo y
su dolor: "cuando yo sea levantado en la cruz, atraeré a
todos hacia mí", dice Jesucristo (Jn 12,32). La vida del
enfermo convertida en ofrenda desde la cruz de su dolor,
adquiere las mismas dimensiones del acto Redentor de
Cristo por la salvación del mundo entero. El enfermo,
puede cooperar en la obra evangelizadora universal,
uniéndose a ella con su sacrificio, sus oraciones, su
debilidad, sus soledades, sus abandonos, sus
limitaciones, sus lágrimas (cooperación misionera
espiritual).
Aunque parezca difícil,
desde su cama, el enfermo puede ser misionero con
sentido universal, apoyar con su propio sacrificio la
obra de primera evangelización, y colaborar para la
conversión de los miles de millones que no conocen a
Jesucristo.
Cómo
se organiza la Animación Misionera de los Enfermos y
Ancianos
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a.- El Ministro de la Comunión: animador de los
Enfermos y Ancianos
El Animador de
los Enfermos y Ancianos Misioneros es el agente
pastoral que se dedica a acompañar a los
enfermos y ancianos de la Parroquia que aceptan
el desafío de ser misioneros desde su situación
de limitación, los anima, les brinda formación y
animación misionera y los ayuda a cumplir su
misión..
El Ministro de la Comunión puede
incorporar al apostolado que ya realiza con los
enfermos, la dimensión misionera.
Y así participa de la misión universal de
la Iglesia prestando este valioso servicio de
Animación Misionera.
b.- Los Enfermos y Ancianos Misioneros
Los Enfermos y
los Ancianos son protagonistas de la misión de
la Iglesia, desde la limitación propia de su
enfermedad o de su edad. Pueden participar de
este apostolado todos los enfermos, de cualquier
edad y condición, que padeciendo una enfermedad
o algún tipo de invalidez crónica o de larga
duración, se sientan invitados por el Señor a
unirse al dolor redentor de Cristo con espíritu
misionero para colaborar en los fines de esta
asociación. También los ancianos pueden sumarse
a este apostolado.
De esta manera, los
enfermos y ancianos, pueden participar de la
misión universal de la Iglesia prestando este
valioso servicio de Cooperación Misionera. |
¿Y
esto cómo se hace?
Las actividades
específicas que realiza el Ministro de la
Comunión que anima a los enfermos y ancianos
misioneros son los siguientes:
* Informar a
los enfermos y ancianos a quienes lleva la
Comunión, acerca de la forma en que ellos pueden
ser misioneros, e invitarlos a asumir este
desafío.
* Despertar en los enfermos y
ancianos el sentido de pertenencia a la Iglesia
universal y la corresponsabilidad en la
obra misionera de la Iglesia,
animándolos a sentirse partícipes en la tarea
misionera, mediante la oración y el ofrecimiento
de la propia cruz.
* Motivar a los enfermos a informarse
sobre la realidad misionera de la Iglesia y
sobre las actividades que realiza por la
evangelización en todo el mundo. Para esto
existen revistas, artículos en internet, libros
y folletos con testimonios de misioneros. |
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* Animar a
los enfermos a ofrecer sus sacrificios,
sufrimientos y oración por todos los que no conocen a
Cristo, y en especial, por los enfermos y ancianos del
mundo entero, por los misioneros que ya trabajan al
servicio de la misión, y por el surgimiento de nuevas
vocaciones misioneras. Para esto, una
herramienta muy valiosa es el Rosario Misionero.
* Orar por
todos los enfermos del mundo, y especialmente
por los Enfermos y Ancianos Misioneros, por la
perseverancia de los agentes pastorales que están al
servicio de los enfermos y ancianos en todo el mundo, y
por el surgimiento de nuevas vocaciones destinadas a
este servicio.
Este es un pequeño servicio, que puede dar inmensos
frutos a la misión de la Iglesia universal, puesto que
la actividad de tantos que trabajan al servicio de la
evangelización de nada serviría si no hubieran detrás de
ellos otros tantos “misioneros” ofreciendo su oración y
sacrificios por la misión
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