Misiones:
Tiempos fuertes de Misión |
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El Proyecto
Misionero se inicia con un tiempo fuerte de
misión que es un período que puede durar, desde
unos pocos días hasta algunas semanas.
Generalmente se realiza en tiempo de vacaciones,
cuando los integrantes del Grupo pueden disponer
de algunos días libres, por lo que normalmente
se realizan cada año uno o dos tiempos fuertes
de misión (vacaciones de verano y/o invierno).
Durante el tiempo fuerte de misión, el Grupo
Misionero se instala a vivir en la Comunidad de
Destino de Misión, y durante todo el día realiza
distintas actividades destinadas
a llegar a todas y cada una
de las personas de la comunidad para realizarles el
Anuncio, y congregarlos luego en la Comunidad Cristiana.
Para ello se prevén distintos tipos de actividades: por
un lado, actividades "de salida" (mayormente visitas a
las casas) y por otro, actividades "de convocatoria",
que congreguen a la gente para trabajar con más
profundidad.
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a.- Actividades de Salida
a.1.-
Visitas a las casas:
Las visitas a las casas tienen por objetivo conocer a
las familias de una manera informal y establecer un
vínculo más personal y fraterno con ellos. En este
ámbito de intimidad y cordialidad, se puede dar un
diálogo más profundo, permitiendo un encuentro más
cercano entre evangelizadores y evangelizados.
Para organizar las visitas a las casas, es conveniente
haber realizado en la pre misión un mapa de toda la
zona, y distribuir las casas entre las equipos (parejas,
patrullas, etc.) de misioneros. Conviene que cada equipo
misionero numere las casas de su zona, identificando
visiblemente aquellas vacías, y para las ocupadas
distinguir las de familias católicas y no católicas.
Durante las visitas es preciso que se dedique un tiempo
considerable al conocimiento de la familia (si éste no
se realizó durante la pre-misión), sus inquietudes y
necesidades. De esta manera, la evangelización será un
proceso "de corazón a corazón". Si es que el tiempo de
misión y la extensión de la comunidad de destino así lo
permiten, conviene realizar más de una visita a cada
familia: una primera visita puede ser de conocimiento,
una segunda para tratar la temática concreta de la
misión y una tercera de despedida.
Durante la primera visita puede resultar práctico
entregar a la familia un folleto con las actividades y
horarios de la misión. De esta manera, la invitación
será recordada y llegará también a los que estaban
ausentes. Luego de la 1° visita (no durante la visita),
conviene anotar en un cuaderno datos de la familia que
puedan servir en futuras visitas, utilizando para esto
la numeración que se indicó en el mapa. Pueden
detectarse también necesidades especiales de la familia:
enfermos y ancianos, necesidades sacramentales y
materiales, etc. Una copia de toda la información
recogida en las visitas (mapas y demás anotaciones),
debe ser entregada al Párroco del lugar, pues le servirá
para organizar mejor su actividad pastoral.
En
las siguientes visitas, se busca llegar al tema
religioso: a través de una lectura bíblica, un momento
de oración compartida, etc. También puede realizarse una
bendición de la casa, llevarse una estampita o imagen
para la oración, etc. En una última visita, los
misioneros se despedirán e invitarán a la familia a
esperarlos para un próximo encuentro. Las visitas no se
limitarán solo a las casas, sino que también deberán
visitarse aquellos sitios donde las personas del lugar
se congregan habitualmente (escuelas, lugares de
trabajo, clubes, etc.).
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b.- Actividades en los centros de misión:
Es recomendable que se prevean actividades en las que se
integre a los diversos sectores de la comunidad: niños,
jóvenes y adultos (familias), teniendo en cuenta sus
disponibilidades horarias y sus distintas realidades y
necesidades. Es recomendable que se ofrezcan actividades
tanto formativas (catequesis, talleres, charlas, cursos)
y litúrgicas (celebraciones de la Palabra, Misas, otras
expresiones de piedad como procesiones, viacrucis,
momentos de oración, etc.), como también recreativas
(campeonatos deportivos, fogones, etc.). Al respecto de
las Celebraciones de la Palabra realizadas por laicos,
conviene dejar bien en claro que no se trata de una
Misa, ni la suplanta, para evitar confusiones en los
participantes. Al respecto de las normas a observar en
las celebraciones eucarísticas, se recomienda la lectura
de la Instrucción Redemptionis Sacramentum, sobre
algunas cosas que se deben observar o evitar acerca de
la Santísima Eucaristía (Congregación para el Culto
Divino y la Disciplina de los Sacramentos, año 2004)
b1.- La Misioncita con los Niños
Destinatarios privilegiados de la misión de los
Grupos Misioneros son los niños, pues ellos son
el futuro de la comunidad cristiana del lugar.
Para ellos se organiza la "Misioncita" que
consiste en un momento de cantos y juegos, todos
con un sentido evangelizador. Generalmente la
misioncita se realiza en horarios de la tarde,
dependiendo de las características de la zona
donde se desarrolla la misión.
La Catequesis ocupa un lugar privilegiado en la
Misioncita. A través de ella , se busca sembrar
en los niños, desde la infancia, el amor a Dios
y a su Iglesia.
Se busca adaptar el kerygma al nivel de los
niños y transmitirlo de una manera festiva (no
como una "clase") y amena. En muchos casos se
comparte con los niños la merienda o el
almuerzo, dependiendo del horario que convenga
en la zona para la realización de estos
encuentros.
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b2.-
Actividades Celebrativas o Litúrgicas
A las familias se las convoca (si
la extensión y distribución de las casas en la
zona lo permiten) para Misas, Celebraciones de
la Palabra o Encuentros Bíblicos diarios, en los
cuales se transmite el contenido temático de la
misión, utilizando lecturas y signos apropiados
para cada día.
Uno de los principales objetivos en las Misiones
de los Grupos Misioneros, es ayudar a conformar
y/o fortalecer la comunidad cristiana del lugar,
que se manifiesta, principalmente, en la
participación de la vida comunitaria, sobre
todo, en la Misa dominical.
Si la comunidad de destino de la misión cuenta
con una capilla, allí se realizarán estas
actividades, y si no, cualquier lugar es bueno
para ello; tal vez bajo un árbol con buena
sombra como para albergar bajo su amparo a la
comunidad creyente....
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Es importante al preparar las celebraciones religiosas
el prestar especial atención respetando las devociones
populares de la gente: si hay algún santo o devoción
mariana propio de la zona, puede realizarse una
Procesión con el santo o la imagen de la Virgen.
Obviamente, existen lugares de misión que por su
extensión (las casas quedan demasiado alejadas) no
permiten este tipo de actividad diariamente, en cuyo
caso, el trabajo debe centrarse en las casas.
b3.-
Encuentros para Familias y para Jóvenes
En las misiones también se destina un tiempo
preferencial a las familias y a los jóvenes,
pues ellos son la fuerza de la comuniad
cristiana.
A las familias se las convoca a encuentros en
los cuales se comparte sobre el don precioso de
ser familia a ejemplo de la Familia de Nazareth,
y se comparte también acerca de la forma de
vivir como familia cristiana.
A los jóvenes se los convoca principalmente a
actividades recreativas y deportivas, en medio
de las cuales se les transmite la Buena Noticia.
También suelen ofrecerse charlas acerca de
sexualidad responsable, prevención de
adicciones, etc |
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b4.- Talleres Formativos
Pueden ofrecerse también a aquellos más
interesados, la posibilidad de realizar algunos
talleres para aprender más sobre la fe. Suelen
proponerse talleres sobre la Biblia, Oración, el
Santo Rosario, entre otros...
Es importante tener presente las directivas del
documento de Santo Domingo respecto a la inculturación :
“La inculturación del Evangelio es un proceso que supone
reconocimiento de los valores evangélicos que se han
mantenido más o menos puros en la actual cultura; y el
reconocimiento de nuevos valores que coinciden con el
mensaje de Cristo. Mediante la inculturación se busca
que la sociedad descubra el carácter cristiano de estos
valores, los aprecie y los mantenga como tales. Además,
intenta la incorporación de valores evangélicos que
están ausentes de la cultura, o porque se han oscurecido
o porque han llegado a desaparecer.
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Por medio de la inculturación, la Iglesia encarna el Evangelio en las
diversas culturas y, al mismo tiempo, introduce a los
pueblos con sus culturas en su misma comunidad;
transmite a las mismas sus propios valores, asumiendo lo
que hay de bueno en ellas y renovándolas desde dentro.
La fe, al encarnarse en esas culturas, debe corregir sus
errores y evitar sincretismos. Los criterios
fundamentales en este proceso son la sintonía con las
exigencias objetivas de la fe y la apertura a la
comunión con la Iglesia universal .
c.- Respecto de la conformación de la comunidad
cristiana:
Como ya se dijo anteriormente, uno de los principales
objetivos de la misión consiste en conformar una
comunidad cristiana viva, fraterna y orante que, en lo
posible, sea capaz de satisfacer por sí misma sus
propias necesidades . Para esto es preciso que existan
personas de la propia comunidad, capaces de guiar a la
comunidad en su caminar luego de que los misioneros
hayan concluido su trabajo. Por eso, es importante
dedicar especial atención a detectar personas clave que
puedan servir como base para la comunidad, e
incentivarla a asumir un protagonismo en su Iglesia
local. Si se encuentran personas con estas
características, es necesario darle formación especial
para que sean capaces de lograr este objetivo.
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d.- Respecto de la administración de Sacramentos en
tiempos fuertes de misión:
El tema de la administración de sacramentos durante la
misión, debe ser cuidadosamente conversado previamente
con el párroco de la comunidad de destino. Es preciso
informarse debidamente acerca de los requisitos,
condiciones y demás criterios de uso habitual en la
parroquia y respetarlos debidamente. Es recomendable que
todas las certificaciones de los sacramentos
administrados sean emitidos por la parroquia y queden
debidamente asentados en sus registros. Es preferible
que los sacramentos sean administrados por el párroco de
la comunidad, salvo expresa indicación de éste en
contrario.
Los misioneros deben adaptarse a los criterios
pastorales establecidos por el párroco de la comunidad
de destino y adoptarlos como propios ante la comunidad.
Con respecto a algunos requisitos que pueden ser
discutibles (bautismo de hijos de madres solteras,
edades mínimas para algunos sacramentos, etc.) o
cuestiones económicas (aporte monetario solicitado para
la administración de algunos sacramentos), es preciso
que los misioneros los respalden ante la comunidad (aún
cuando tal vez no los compartan).
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Caso contrario, es preferible no tocar el tema
sacramental, puesto que el mostrarse en desacuerdo con
algún criterio del párroco frente a la gente, puede ser
motivo de divisiones y causar daño en la comunidad de
destino. Esto es importante puesto que los misioneros
son "aves de paso" en las comunidades, y son los
párrocos quienes, luego de la misión, continuarán a
cargo de las mismas. La misión del grupo misionero
consiste en acercar a la gente a la parroquia e
integrarlos a la misma.
e.- Respecto de la ayuda material a la comunidad de
destino:
Es recomendable que toda ayuda material que el Grupo
Misionero lleve a la comunidad de destino, sea
distribuida a través de la Parroquia por medio de
Cáritas, si existiese esta institución, o si no, quedará
a buen criterio del Párroco del lugar.
Con respecto a la administración de sacramentos y la
ayuda material, es recomendable que las misiones no se
tornen meramente sacramentalistas ni asistencialistas,
ya que el Grupo Misionero está destinado a anunciar el
Evangelio y compartir más que nada su experiencia de
Dios.
Todo lo anterior se menciona a título ejemplificativo y
para dar una idea general. En cada misión en particular,
se verán cuáles son las actividades más apropiadas.
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